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EL SINDROME DE ESTOCOLMO

EN LAS IGLESIAS DEL MENSAJE

Se conoce como Síndrome de Estocolmo, al Síndrome Mental por el que algunas víctimas de secuestros o violación llegan a desarrollar vínculos afectivos hacia sus captores.

El psiquiatra sueco Nils Bejerot descubrió este Síndrome, analizando la reacción de un grupo de personas retenidas como rehenes durante el asalto a un Banco, las mismas que llegaron a ponerse del lado de sus captores, y desarrollar un vínculo afectivo con ellos

Los hechos se dieron el año 1973 en la Ciudad de Estocolmo Suecia. Jan Erik Olsson había asaltado violentamente un Banco. Dos policías resultaron heridos, uno de ellos de gravedad. Al verse acorralado Olsson tomó como rehenes a cuatro empleados del banco, tres mujeres y un hombre. Entre sus muchas exigencias estaba que le trajeran a su amigo Clark Olofsson, un criminal que en ese momento cumplía una condena.

Los rehenes, a pesar de las amenazas contra su vida, y ser obligados a ponerse de pie con sogas alrededor de sus cuellos, terminaron protegiendo a sus captores, repitiendo sus discursos, y pronunciándose en contra de una intervención Policial. Una de las rehenes afirmó: “No me asusta Clark ni su compañero; me asusta la policía”. Y tras su liberación, Kristin Enmark (otra de las rehenes) declaró: “Confío plenamente en él, viajaría con él por todo el mundo”. Y lo más asombroso, una de las rehenes acabó enamorándose de uno de sus captores, llegando a establecer una relación amorosa con él, luego que este fuera encarcelado.

Un año después, el 04 de febrero de 1974, sucede otro caso asombroso en EE.UU. Patricia Hearst, nieta del magnate de la comunicación William Randolph Hearst, fue secuestrada a punta de pistola por el Ejército Simbionés de Liberación cuando ella se encontraba en el apartamento que compartía con su prometido.

El Ejército Simbionés de Liberación (SLA) eran una guerrilla urbana que apareció en suelo norteamericano, inspirada por los movimientos guerrilleros izquierdistas de América Latina. Se definían como contrarios al "racismo, sexismo, fascismo, individualismo, competitividad, y demás fenómenos sociales que fomenta el capitalismo". Decían que tenían como objetivo derrocar "la dictadura corporativa” del gobierno del entonces presidente Richard Nixon, y consideraban a la familia Hearst como “miembros de la clase dirigente fascista" que gobernaba EE.UU.

Luego del secuestro, los miembros del SLA enviaron grabaciones de audio a la prensa, exigiendo a la familia Hearst que estas fueran reproducidas por todos los medios. En algunas de estas grabaciones se podía a escuchar a la propia Patricia Hearst pidiendo a sus padres que cumplieran con las demandas de sus captores.

El caso dio un giro inesperado el 3 de abril de 1974, cuando Patty Hearst anunció en una grabación que se había unido al SLA, adoptando el nombre guerrillero de Tania, en honor a la que había sido compañera del comandante Che Guevara. "Patria o muerte. Venceremos", se la oía decir en español en el audio.

Diez días más tarde, miembros del SLA llevaron a cabo un atraco en una oficina del banco Hibernia de la ciudad de San Francisco, en el que resultaron heridas dos personas. Las cámaras de seguridad captaron la imagen de Patty Hearst portando un fusil y participando en el asalto. A partir de ese momento las autoridades dejaron de considerarla una secuestrada y víctima. Ella ahora estaba luchando junto a la misma guerrilla urbana que la había secuestrado.

El 16 de mayo de 1974 ella se vio implicada en un tiroteo en una tienda de Los Ángeles, en la que miembros del SLA habían intentado robar. La joven logró escapar con dos de sus compañeros. Al día siguiente la Policía dio con la vivienda donde se hallaban escondidos muchos miembros del SLA, y tras un intenso tiroteo, se produjo un incendio en dicha vivienda, muriendo seis miembros de la guerrilla, incluido su líder, con el que Patty Hearst se vinculó sentimentalmente. Afortunadamente para ella, cuando esto aconteció, ella no se hallaba allí, sino en un Motel con dos de sus compañeros con quienes se dio a la fuga.

Dieciocho meses después de su secuestro, el 18 de septiembre de 1975, Patricia Hearst fue detenida por agentes del FBI en San Francisco. Tras su arresto, apareció en televisión esposada y desafiante, con los brazos en alto y los puños cerrados. Fue acusada y juzgada por participar en el atraco del banco Hibernia. Sus abogados alegaron que la joven había sido obligada a unirse a la guerrilla y aseguraron que era víctima del llamado "Síndrome de Estocolmo", para explicar el irracional sentimiento de empatía y dependencia que ella tenía hacia sus secuestradores. La estrategia de la defensa no funcionó y Patty Hearst fue condenada a siete años de cárcel.

En las memorias que publicó en 1981, Hearst explicaba que tras ser secuestrada, la mantuvieron encerrada en un armario durante 57 días, sometiéndola a todo tipo de abusos y a un intenso lavado de cerebro. Sin embargo, luego en ella se desarrolló un vínculo afectivo hacia sus captores, llegando a identificarse con la causa de ellos, al punto que decidió unirse al grupo guerrillero del que formaban parte.

Este mal que afecta la mente es lo que hoy se designa como «Síndrome de Estocolmo», para referirse al estado psicológico en donde algunas víctimas de secuestro, o violación, desarrollan una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo, con quien la has dañado física y/o psicológicamente, llegando a ponerse de su lado, e incluso a enamorarse de ellos

Las víctimas que experimentan este síndrome muestran regularmente dos tipos de reacción: por una parte, tienen sentimientos positivos hacia sus captores, y buscan ganarse su simpatía; mientras que, por otra parte, muestran miedo e ira contra las autoridades policiales y contra todos los que estén en contra de sus captores.

Una de las causas de este comportamiento se debe a que los captores se presentan como benefactores ante los rehenes arguyendo que no desean una escalada violenta de los hechos. De allí puede nacer una relación emocional afectiva de las víctimas “por agradecimiento” hacia sus captores.

Por otro lado la pérdida total del control que sufre el rehén es difícil de asimilar. Se hace más soportable para la víctima convencerse a sí misma que tiene sentido lo que hace su captor, a tal punto que puede llegar a enajenarse de sus propios principios, e identificarse con los motivos y objetivos que persigue su captor

Ahora Ud. se preguntará: ¿A qué viene todo lo escrito sobre este Síndrome? No es mi propósito analizar este trastorno psicológico, sino ver su paralelo espiritual en el ámbito religioso. Hoy estamos viendo a miles de rehenes secuestrados espiritualmente por líderes religiosos; líderes que se valen del miedo para secuestrar la fe del creyente (“Si no aceptas lo que nosotros enseñamos arderás como paja en la Gran Tribulación”, “Si no te unes a nosotros, entonces eres parte de las fatuas, y jamás te irás en el Rapto”). Los atemorizan con sus credos religiosos, y los convierten en rehenes espirituales.

Lo sorprendente es que muchos de esos creyentes secuestrados al pasar de los días llegan a desarrollar un vínculo afectivo hacia sus captores, llegando a identificarse con su causa religiosa, a tal punto que deciden ser parte de la misma banda denominacional a la que pertenecen sus captores. Como Patricia Hearst, acaban enamorándose del líder de la banda que la secuestró, y ahora luchan por la misma causa (ganar más prosélitos a su causa denominacional). O como los rehenes de Estocolmo llegan a sentir una profunda admiración por su captor, y se ponen del lado de él, a tal punto que se levantan en contra de todos aquellos que quieren detenerlo.

Ud. se preguntará ¿Cómo puede ocurrir eso? ¿Cómo gente que ha sido secuestrada en sus almas puede llegar a identificarse y ponerse del lado de sus secuestradores? Pues como dicen los psiquiatras, una de las causa de ese comportamiento se debe a que los captores se presentan como benefactores (“Estamos en un nuevo día, y nosotros tenemos la revelación correcta que les dará a Uds. Fe de Rapto”; “Con nosotros Uds. tendrán un mejor entendimiento del Mensaje”). Y al igual que los bandidos del SLA se presentan como luchadores de causas justas. Dicen: “Queremos librarlos de los Campos de Concentración en que se han convertido los Tabernáculos del Mensaje” “Queremos librarlos de la Opresión de los Pastores”, “Nosotros somos los que estamos tocando la Trompeta de Jubileo para librarlos de la esclavitud”. Luego de eso, pasan a una segunda etapa, en donde van tejiendo vínculos afectivos con sus cautivos para que estos lleguen a amar al jefe de la banda más que a cualquier otra cosa, y para lograr eso, van minando todo vínculo afectivo que los cautivos tienen con sus pastores y sus iglesias, lo cual logran tirando barro sobre ellos.

Lo paradójico en algunos casos, es que muchos de estos rehenes pasan de haber sido víctimas de un régimen dictatorial a ser víctimas de otro régimen más opresor y corrupto. Como decimos aquí, pasan “de Guatemala a Guatepeor”. Si antes creían que la Dinámica era una Demostración de Espíritu y Poder, ahora les han hecho creer que Dinámica es repetir las Citas del profeta”. Si antes creían en practicar la Santa Cena, ahora les han hecho creer que no es necesario practicarla, porque la verdadera comunión es ser uno con la Palabra. Si antes creían que solo había Siete ángeles enviados a la Iglesia, ahora le han hecho creer que hay un Octavo. Si antes creían en asistir a una iglesia física con un pastor real al frente, ahora le han hecho creer que pueden tener “pastores virtuales”, e “iglesias virtuales”. Si antes creían en la necesidad del Ministerio Quíntuple, ahora les han hecho creer que todos esos Ministerios están en su líder; o que ya no son necesarios. Si antes creían en un solo Jesucristo como el único y verdadero Dios, ahora les han hecho creer que hay dos Jesucristos (el Padre y el Hijo; y que solo el Padre es Dios). Si antes creían que los misterios fueron consumados por el séptimo ángel, ahora les han hecho creer que hay “nuevos misterios” que le están siendo revelados a la Novia.

Ahora último un par de bandidos que proclaman ser los verdaderos guardas de la Fe, dizque predicadores del “mensaje puro”, y luchadores incansables en contra de todo “ismo”, están tratando de asaltar a los incautos haciéndoles creer que el profeta enseñó que un Ministro de Dios, siendo Ministro puede lanzarse a la política y tener cargos políticos. Toman las Escrituras y citas del profeta, y descaradamente la dislocan, y malinterpretan, para al final hacer creer a los incautos que lo que dijo el profeta no fue lo que quiso decir. ¡Qué irónico! Dicen que guardan “el mensaje puro traído por el séptimo ángel” pero mire como lo ensucian con sus ideas carnales. Dicen que están en contra de todo “ismo” y no se dan cuenta que han formado su propio ismo religioso: El Politiquísmo. Mas gracias sean dadas a Dios que el Así dice el Señor permanece firme: “En cada ocasión que un creyente entra a la Política se sale del terreno que Dios le ha dado... Un hombre puede ser un buen hombre, pero él se desvía a esos terrenos. Como un cierto ministro que conozco, se apuntó para ser el alcalde de la ciudad. Y cuando lo hizo se salió de sus terrenos ministeriales, y Satanás lo agarró” (WMB “El Pariente Redentor”).

Me faltaría tiempo para enumerar como tantos dogmas de hombres han atrapado y asaltado el alma de muchos creyentes. Jesús hablo de ello en Mateo 23:15, cuando dijo: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros”.

Lo que más sorprende es ver como los que han sido secuestrados defienden a sus captores, y sus proclamas religiosas. Tanto que se levantan en contra de todos los que desenmascaran las fechorías espirituales de sus captores. Algunos hasta llegan a usar la mentira y la calumnia como armas. Indudablemente están fuera de sí, sufren de demencia espiritual. Los han vuelto rehenes y ellos creen ser libres. Se hallan presos en jaulas denominancionales, pero ellos creen estar volando en las alturas. Se han levantado en contra de Dios y Su Palabra; pero ellos creen, en su delirio espiritual, que están sirviendo y luchando a favor de Dios.

Lamentablemente muchos de esos rehenes, han dejado de ser víctimas, para convertirse, como Patty Hearst, en nuevos miembros de la Banda Religiosa de sus captores. Ahora están luchando junto a la misma guerrilla que la secuestró; proclaman sus mismas diatribas religiosas; y recorren tierra y mar para ganar más prosélitos a su causa denominacional. “Ciegos guiados por ciegos, si no os arrepentís, pronto caerán en el mismo hoyo que vuestros líderes”.

Dicen los Psiquiatras que las víctimas que experimentan el síndrome de Estocolmo muestran regularmente dos tipos de reacción: por una parte, tienen sentimientos positivos hacia sus captores (“Él es un siervo de Dios”, “Él tiene la llave para hacer claro el Mensaje” “No hay otro Ministro como él en el mundo”, etc., etc.). Y por otra parte, muestran ira contra las autoridades que quieren detener a sus captores, los llenan de improperios (“Caifaces modernos”, “Balaamitas”, “Judas”, “Saúles Modernos”, etc., etc.)

Esto me hace recordar lo que las Escrituras dicen sobre aquellos esclavos que pudiendo ser libres, no querían dejar a sus amos. Cada 50 años llegaba el tiempo de liberación, pero habían esclavos que no querían ser libres. A pesar de oír la Trompeta de Jubileo ellos querían seguir viviendo como esclavos, bajo el señorío de sus amos. ¿Por qué? Porqué habían llegado a amar a sus amos, más que a Dios. ¡Qué triste condición! Dios queriéndolos libertar, pero ellos en su demencia espiritual rechazan al que los quiere libertar, para seguir al lado del amo que los esclaviza. He ahí la versión bíblica del Síndrome de Estocolmo.

Dejo esta Cita del profeta:
“Recuerden, sin tener enemistad contra nadie en ninguna organización, porque Dios tiene hijos en el sistema católico, tiene hijos en el sistema metodista, tiene hijos en el sistema bautista...¿Cuántos hay aquí hoy que salieron de todos esos sistemas cuando vieron la Luz? Levanten sus manos. Hay gente allá todavía igual que Uds. Pero es el sistema que mata. Es el espíritu anticristo que los hace llegar al punto donde ya no escucharán la Verdad. Y recuerden cómo explicamos la otra noche el asunto de estar sellado: Si un hombre oía la trompeta del jubileo y rechazaba aceptar su libertad, entonces lo llevaban al poste, y con una lezna le horadaban la oreja. La oreja es por donde uno oye, y "la fe viene por el oír." Luego si él oye y rechaza su libertad, entonces tiene que servir a su amo denominacional el resto de su vida” (Cuarto Sello)

Dios los bendiga:
Su Hno y servidor:
Juan Saenz

POST DATA: De seguro, que los que se identifiquen con Jan Erik Olsson (el secuestrador), o con Patricia Hearst (una rehén afectada por el Síndrome de Estocolmo) se enojarán por esta publicación, y algunos hasta me insultarán. No es mi objetivo enojarlos, sino advertir al Pueblo de Dios que tome cuidado porque muchos secuestradores andan sueltos por la red, y rondan los muros de muchos creyentes, buscando secuestrar sus almas, y quizás el Síndrome de Estocolmo pudiera afectarlos.

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